Parece lógico pensar que la «ciudad del deporte» facilita a sus vecinos la práctica de todo tipo de actividades, tanto en precios como en instalaciones, horarios de uso, accesos, formación, ayudas… Todo vale para incentivar una cultura de lo saludable y sostenible.
Este tipo de ciudad no es Vitoria-Gasteiz, a pesar de que algunos se afanen en trasladar eslóganes guays sin contenido alguno…y es que quien no se cree lo que dice acaba descubriéndose ante sus conciudadanos, desgraciadamente.
Ciudad del deporte no es traer la Final Four, ofreciendo trabajo gratuito a sus 170 voluntarios; ni abonar cifras considerables en la ampliación del campo del equipo de Primera, mientras que los campos locales adolecen de daños y desgastes propios de otra época; tampoco lo es trasladar ayudas para grandes pruebas deportivas con renombre internacional; … Se trata de una política basada en el negocio, el turismo, el postureo,… que a la hora de la verdad no deja nada a sus vecinos, puesto que las instalaciones siguen siendo deficientes, parcheadas aquí y allá; y a los jóvenes no les llega aliento que facilite y acerque su deporte favorito. Podríamos entonces corregir y decir que Vitoria-Gasteiz es «ciudad de los negocios deportivos» más bien.
La escalada en la provincia de Álava, es desde hace muchos años una actividad referente en el estado, tanto en cuanto al número de grandes deportistas que han mamado este deporte utilizando sus instalaciones municipales; como por sus instalaciones y el servicio prestado por quienes las han gestionado hasta ahora. Curiosamente, la escalada será ya deporte olímpico en 2020 y las instalaciones distan mucho de ser competitivas. Pero lo que es peor, es ver cómo sus licitaciones para la gestión de sus rocódromos lejos de mejorar el servicio, lo coartan para ahorrarse un «puñado de euros»…
Los rocódromos siguen cerrados y sus miles de usuarios sin poder utilizarlos: triste pero cierto!!!. Esto ocurre en la «ciudad de los negocios deportivos».