2000/12/14
Si hay una montaña que es amada y odiada a la vez en América esa es el Aconcagua. Montaña de altura considerable que despierta el deseo de los montañeros por alcanzar sus casi 7.000 metros de su cima, sin apenas dificultades técnicas. Ese es su imán para con miles de “ambiciosos” y a la vez esa es su desdicha, pues se convierte al mismo tiempo en pupurri multicultural y circo de temporada con carpas y payasos (que buscan récords inverosímiles).
Hace ya 13 años tuve la oportunidad de viajar a Argentina y ollar esta emblemática cima…eran otros tiempos y otra ambición por “sumar metros”, bien distinta a la de ahora. Lógicamente el artículo lo escribo ahora con una perspectiva bien distinta a la de entonces, cuando contaba con 23 primaveras.
Sumé fuerzas de rebote con Carlos Beltrán de Heredia y Santos Herrero, intentando evitar el odiado viaje de fin de curso de la universidad. Tuve mucha suerte en aquel encuentro sin duda y compartí una gran experiencia con ellos!. Santos nos comandaba con su libretita llena de apuntes detallados y nosotros cumplíamos como podíamos, al fin y al cabo teníamos poca experiencia y él estaba bregado en mil batallas.
Desnivel y dificultades: 2700 m (desde los 4.250 de Plaza de Mulas (C.B.) hasta los 6.960 m de la cima, divididos en tres etapas) / No hay dificultades técnicas reseñables más que andar por terreno rocoso y en la última parte ascender la temida “canaleta”: un embudo natural de pedrera cuya ascensión es tortuosa (dependiendo de las condiciones puede que esté nevado, lo que facilitará enormemente la ascensión).
1ªAscensión: La primera ascensión al Aconcagua se realizó en 1897 por la segunda expedición liderada por el británico Briton Edward Fitzgerald (un año antes realizaría otra en la que chequearon la ruta de ascenso). La cumbre fue alcanzada el 14 de enero por el suizo Mathias Zurbriggen y por otros dos miembros de la expedición unos días después.
El Cerro Aconcagua se encuentra en el Parque Provincial del Aconcagua, en la provincia argentina de Mendoza. Su ingreso requiere del abono de una entrada que cada año sube, en función de la creciente afluencia de montañeros: es importante tener esto en cuenta para no llevarse sorpresas.
A eso de las 6:00 de la mañana del 14 de diciembre, iniciamos el «ataque» a la cima con un frío insoportable: alguno se dio la vuelta incluso, y mi pequeña camarilla dejó de funcionar (las fotos en B/N son de Santos que subió un día después con unos chicos de León). No estábamos muchos y poco a poco ganamos altura hasta alcanzar la Canaleta. 3 pasos hacia arriba y uno resbalando en la pedrera hacia abajo…
Y después de mucho esfuerzo: la recompensa. Allí nos reuníamos en la cima Carlos y yo, junto a Washington Chamorro que ascendía con un cliente. Viento, fotos y recuperar el aliento para bajar cuanto antes…la cima estaba más abajo.
Definitivamente fue un gran viaje de fin de curso que despertó un gran apetito…que hoy en día sigue voraz, aunque con distintas ilusiones.